Gracias al trabajo del equipo de CINDE pude mimetizarme con vidas muy distintas a la mía, absorbiendo todo aquello que, tanto niñas y niños como madres y profesoras, compartieron conmigo. Estaré siempre agradecido por lo que esta experiencia me ha aportado como persona, y espero ser capaz de devolver, aunque sea en parte, todo lo que la gente de El Salvador me regaló.